Es posible que, acariciando a nuestro gato, observemos la presencia de una especie de caspa, bolitas o pequeños puntitos de color negro que pueden aparecer en diferentes partes de su cuerpo. Aquí te contamos alguna de sus causas:
Si el gato tiene caspa negra podemos estar ante la presencia de pulgas. Estos parásitos externos son hematófagos, es decir, se alimentan de la sangre de nuestro gato, que va a sentir su picadura. Como nuestros felinos son escrupulosos con su higiene es bastante habitual que, limpiándose, localicen pulgas y las ingieran. Por lo tanto, aunque no observamos a primera vista las pulgas es posible que sí localicemos una caspa negra, bolitas o arenilla entre el pelaje y sobre la piel. Si tomamos una muestra y la ponemos sobre un trozo de papel y dejamos caer encima una gota de agua veremos que esta caspilla se deshará como sangre, pues se trata de los excrementos de las pulgas, por tanto, compuestos por sangre digerida. Si nuestro gato tiene cosas negras en el pelo en cualquier parte del cuerpo, lo más probable es que se trate de pulgas.
Para combatir estos desagradables insectos debemos contactar con nuestro veterinario para que nos prescriba el antiparasitario más adecuado a las circunstancias de nuestro gato, ya que disponemos de una amplia gama en el mercado. Aunque nuestro gato no tenga acceso al exterior, nosotros mismos podríamos traer pulgas si estamos en contacto con otros animales o si nuestro gato convive con perros que van a salir a pasear y relacionarse en determinadas zonas donde suele acabar por haber una elevada concentración de estos parásitos.
Si nuestro gato tiene caspa negra fundamentalmente en el mentón podemos estar ante un caso de acné. Esta afección dermatológica se puede producir en gatos de todas las edades y no suele presentar más sintomatología que esas bolitas negras en la barbilla. Es el resultado de un desorden inflamatorio que afecta a los folículos del pelo y se complica con una infección secundaria. Puede aparecer también en los labios.
Los puntos negros que vamos a poder encontrar al inicio de esta afección pueden pasar a convertirse en pápulas y pústulas. Por ello, debemos visitar a nuestro veterinario para que sea él quien confirme el diagnóstico y nos prescriba el tratamiento más adecuado, que va a ser de aplicación tópica. En los casos más severos la zona puede presentarse edematizada y se produce, además, prurito, con la consiguiente incomodidad para nuestro gato.
Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.