Muchas veces hemos escuchado a nuestros queridos gatos emitir ese sonido característico que es el ronroneo, el cual es denominado así por el tipo de sonido emitido: «ron ron». Existe una leyenda con respecto a esta característica del gato, la cual dice que una princesa pidió ayuda a sus tres gatos para hilar 10 mil madejas de lino en 30 días, por lo cual esta princesa que además era hada recompensó a estos trabajadores gatos con la facultad de imitar el rumor del huso que ellos utilizaron… y desde ese día todos los felinos ronronean.
Este fenómeno se describe en el Irbis, Guepardo, Puma, Ocelote y en ocasiones en tigres. Es más que una vocalización felina o una rareza de la especie, se destaca por sobre todos los atributos del gato, es personal, singular y distintivo. Es en definitiva una verdadera e inigualable obra de arte en cuanto a método de comunicación y forma de expresión, aunque en ocasiones no sea signo de satisfacción.
Los ronroneos se conforman por vibraciones sonoras con frecuencias que van desde los 140 a 200 Hertz (ciclos por segundo) emitidos cada 35 milisegundos aproximadamente y con una breve pausa entre la inspiración y espiración.
Se han desarrollado varias teorías con respecto a este sonido, unas más aceptadas que otras, pero aún no comprobadas del todo, por lo que aún sigue siendo un misterio de la naturaleza.
En un principio se creía que los gatos domésticos emitían este sonido debido a que unos cartílagos laríngeos que se encuentran en humanos y animales, están constituidos de hueso y no cartílago, teoría que se descartó tempranamente debido a que los grandes felinos poseen cartílagos en ésta área y emiten el ronroneo de igual forma.
En el siglo XIX se pensó que el sonido era provocado por el paso del aire a través de la laringe, el cual generaba una vibración de cuerdas vocales falsas presentes en este lugar, posteriormente esta teoría se descartó completamente. Y así varias teorías que describían músculos y varias estructuras que emitían sonidos por medio de la vibración producida por el aire.
Otras teorías más aceptadas dicen que la emisión de este sonido es debido a la participación de la vena cava posterior, la cual al pasar desde el tórax hacia el abdomen, se encuentra con un músculo denominado «Diafragma» que separa ambas cavidades, la contracción de este musculo comprime el flujo sanguíneo produciendo oscilaciones de sonidos similares al movimiento de flameo de una bandera, este sonido posteriormente es emitido hacia el tórax y cabeza como una verdadera caja de resonancia.
El ronroneo es una característica innata, los gatitos a los dos días de vida ya pueden hacerlo. El contacto es muy importante, en este caso lo hacen cuando entran en contacto con la madre o con los demás hermanos, o bien su amo. Cuando un gato ronronea, nos invita a acariciarlo donde se genera un efecto auto perpetuador. Algunos investigadores mencionan que es una descarga emocional, una verdadera medida de profundidad. Un gato pasando por un momento de gran satisfacción, alegría, furia o dolor, ronronea. En la clínica, muchos de los Médicos Veterinarios hemos visto y escuchado gatos en delicados estados de salud, en que se puede escuchar este sonido de igual forma, con lo cual el felino se auto produce una sensación de confort, liberando endorfinas de placer al cerebro. Además contribuyen, gracias a la participación de vasos sanguíneos, a la mejor circulación de sangre al tórax y sumado a eso en el ronroneo se duplica el volumen de aire respirado, por lo que directamente mejora la oxigenación del cuerpo.
Cada gato tiene una forma peculiar de ronronear y varía ampliamente entre un individuo y otro en intensidades y situaciones, así como las situaciones que inducen a provocar este sonido. Si dejamos de lado todas las explicaciones científicas, hay que tener claro que es un regalo de la naturaleza hacia nuestros gatitos, el cual les proporciona confort, cariño y consuelo, que se transforma en un mecanismo de equilibrio interno para el cuerpo.
«Si la gente pudiera ronronear se sentiría feliz con los que lo rodean y con ellos mismos. Imaginen la situación en un ascensor cuando a usted lo empujan y por ello golpea a los otros ocupantes y éstos ronronearan en lugar de dedicarle irreproducibles epítetos… Así mismo, usted en lugar de decir mecánica y fríamente «Disculpe», contestaría con un ronroneo…« Roger A. Caras, Autor y experto en animales