La rabia es una enfermedad que puede transmitirse del animal al hombre, tiene una letalidad cercana al 100% y es de distribución mundial, los mamíferos son susceptibles a la enfermedad, siendo los principales responsables del mantenimiento y propagación en humanos; los carnívoros y los quirópteros (murciélagos), rara vez contraen la infección los animales herbívoros, como conejos y ardillas.
Esta enfermedad generalmente se transmite por la contaminación de una herida con saliva de un animal enfermo, siendo prevenible con vacunas posterior a la exposición, pero es mortal en casi el 100% de los casos una vez que se desarrollan los síntomas. Se mantiene principalmente a través de dos ciclos epidemiológicos: El Primero, rabia de tipo urbana, en la que los responsables del mantenimiento y trasmisión de la enfermedad a los seres humanos son los perros y el Segundo, rabia de tipo silvestre, en la que la responsabilidad corresponde a los mamíferos silvestres.
La importancia de los animales silvestres en la transmisión de la rabia fue reconocida en Chile en 1985, cuando se detectó por primera vez rabia en murciélagos insectívoros. Hasta ese momento, todas las acciones del Programa de Control y Prevención de Rabia estaban focalizadas sobre las especies domésticas, principalmente perros. El reconocimiento de los murciélagos como reservorios de la enfermedad en Chile, hizo que se ampliaran las acciones de vigilancia epidemiológica hacia esas especies.
Los datos muestran una evolución desde una forma endémica con numerosos casos humanos y animales (1950-1960) a la presentación de casos esporádicos (1970) y finalmente la ausencia desde 1972 de casos humanos por la variante canina.
En 1996 y después de 25 años libres de casos humanos, se produce un caso de rabia humana, que fue producido por una variante de origen murciélago. En el 2013 se produce un caso en Quilpué posterior a mordida de perro, del cual no se pudo aislar el virus, quedando sin confirmación virológica.
La situación epidemiológica a nivel nacional se resume de la siguiente forma:
- Libre de casos de rabia humana producida por variante canina desde el año 1972.
- Ausencia de circulación del tipo de virus canino (V1 y V2) a partir del año 1992. En consecuencia, no se han registrado casos de rabia humana y animal por este tipo en el país hasta la fecha.
- Detección de rabia silvestre dentro del país en murciélagos insectívoros desde 1985.
A continuación exponemos una lista de los casos positivos en ANIMALES en Chile, esta información fue extraída del MINSAL
Lista de casos positivos a rabia en HUMANOS en Chile, esta información fue extraída del ISP
Desde el Instituto de Salud Pública aconsejan a que quienes detecten un murciélago en sus casas avisen a la SEREMI para que envíe un equipo de expertos a capturarlo.
En caso de no poder coordinar dicho procedimiento, la jefa de Sección Rabia del ISP, aconseja utilizar guantes de látex gruesos y un recipiente de boca ancha, como un tarro de leche u otro. Así, al momento de encontrar al murciélago posado en una superficie lisa, se debe poner sobre el animal el tarro boca abajo, para posteriormente deslizar un cartón que sirva como tapa, que debe ser fijado con cinta adhesiva.
Finalmente, las muestras deben ser derivadas al Instituto de Salud Pública para ser analizadas y así ratificar si el animal tiene rabia o no.
De todas formas, debe recordarse a quien se vea en esta situación que los murciélagos se alimentan de insectos voladores nocturnos, como zancudos y polillas, llegando según estudios a capturar más de mil en una hora, por lo que son controladores biológicos contra plagas. En zonas más rurales también son un aporte a la actividad silvoagropecuaria, ya que ayudan a mantener el equilibrio de los ecosistemas, ya sea también como controladores de plagas, como polinizadores. La ley de Caza N°4.601, modificada en 1996, prohíbe su caza o captura.
